Por Adan Castanos
Muchas veces nos enfocamos sólo en personajes del presente, olvidándonos del pintoresco, alegre y algunas veces cruel pasado de los personajes que han llenado de historias las calles de nuestros pueblos, y al no recordarlos, en el futuro pasaran al olvido.
Sin ser el más indicado, me atreveré a presentarle, lo que puedo recordar, de un joven que llegó a nuestro pueblo sin saber de donde, sin mas equipaje que su cuerpo a rastro.
Sólo recuerdo su nombre, Joaquín, y no sé si tenía familia. Su domicilio era las calles y su destino donde hubiera música o alcohol.
Este joven, a pesar de su impedimento físico: Semi-inválido y paralítico, nada le impedía trasladarse de un lugar a otro en busca de un trago o buena música. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que Joaquín fue un bohemio con espíritu de soñador. Eterno enamorado de cuanta mujer pasaba a su lado, haciendo uso de su único piropo: "mami".
Su cualidad más notable lo llegó a meter muchas veces en problemas. Llegaba a los grupos sin que nadie notara su presencia, escuchando con atención todo lo dicho. Se especializó en difundir secretos, por lo que fue tildado de "chivato". Varias veces fue agredido por comentar lo escuchado, sin importarle al agresor su condición de persona indefensa que se debía cuidar y proteger.
Siempre que era agredido amenazaba con decírselo a un supuesto hermano coronel que tenía y que nunca llegó en su defensa. Sufría de unos quilles que lo hacían llorar de rabia e impotencia por los muchos abusos a los que fue objeto a manos de personas inhumanas y despiadadas.
Con su destartalado caminar salía en busca de un puñal para vengarse de sus agresores, pero casi siempre se enrumbaba a donde sonara música y se olvidaba de lo acontecido.
Su lugar matutino era la parada, pero su preferencia siempre eran "los veriles", donde encontraba alcohol que tanto le gustaba y mujeres con las que podía sonar.
Joaquín es sin lugar a dudas uno de los muchos personajes de nuestro Río San Juan.
Hoy por hoy, de él sólo queda el recuerdo vago de sus andanzas y de haberse ido tal como llegó, de muerte súbita y entierro solitario.
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